domingo, 18 de abril de 2010

Análisis de Peter Pan y Wendy

1. Personajes:


· Jorge Gentil: casado con la Señora Gentil, se hace pasar por un conocedor de las cotizaciones y acciones frente a su familia, cuando en realidad no tiene semejante conocimiento. Es una persona fría y calculadora respecto a los gastos de la familia. Ponía todo el peso de la responsabilidad de su familia sobre sus hombros. Tenía conocimiento de los clásicos. Persona muy vanidosa y mentirosa: escondió la medicina que debía tomar y hace bromas de mal gusto a Nana con su medicina.
· Sra. Gentil: casada con Jorge Gentil, tiene tres hijos.
· Wendy María Ángela Gentil: hija mayor del matrimonio Gentil.
· Juan Gentil: segundo hijo del matrimonio Gentil. Fue el segundo piloto en el navío pirata conquistado. Casado y sin imaginación para narrar cuentos a sus hijos.
· Miguel Gentil: hijo menor del matrimonio Gentil. Terminó como maquinista.
· Liza: criada de la familia Gentil.
· Peter Pan: personaje principal de la obra. Habla el lenguaje de las hadas y el de las personas civilizadas.
· Campanilla de Cobre: hada que acompaña a Peter Pan a sus viajes. Su luz se esparcía por donde iba. Tenía bella figura, se desplazaba volando. Su lenguaje se expresa por el tintineo. Ella “(...) compone los pucheros y las cacerolas”[1]. Es celosa de Wendy, a quien siempre intenta de tratar mal, porque no quiere que le quite el afecto de Peter. Contra ella utiliza vocabulario grosero. Su luz resplandeciente deja de lucirse cuando dormitan. Pero le salvó la vida a Peter Pan bebiendo ella el veneno que el capitán Garfio había preparado para él. Salvada por la creencia de los niños y sus aplausos. Muere después de haber tenido una larga vida.
· Simplón: miembro del grupo de los niños perdidos. Se muerde los nudillos cuando Peter no está. Es fácil que sea engañado, especialmente por Campanilla de Cobre, quien le dice que Peter Pan le ordenaba matar un ave llamada Wendy y así lo hace, pero, para suerte de Wendy, la flecha pega en el botón que le regaló Peter Pan y que tenía colgado del cuello. Al final fue adoptado por la familia Gentil y ejerció como juez durante el resto de su vida.
· Agudo: miembro del grupo de los niños perdidos. Siempre está alegre. Fue primer piloto del navío de piratas conquistado. Adoptado por la familia Gentil. Siguió un trabajo de oficina.
· Ligerín: miembro del grupo de los niños perdidos. Corta ramas de los árboles y forma con ellas flautas con las que toca una dulce melodía. Cree tener muy buena memoria y es el más ingenioso de todos. Casado con una mujer de la aristocracia, terminó como “Lord”.
· Encrespado: miembro del grupo de los niños perdidos. Siempre envuelto en travesuras, pero siempre asume la responsabilidad de sus actos. Adoptado por la familia Gentil. Siguió un trabajo de oficina.
· Los Gemelos: miembros del grupo de los niños perdidos. Adoptados por la familia Gentil. Siguieron un trabajo de oficina.
· Juana: hija de Wendy. Viajó al País de Nunca-Jamás.
· Margarita: Hija de Juana. Viajó al País de Nunca-Jamás.
· Tigridia: miembro de la tribu de los Pieles Rojas. Está enamorada de Peter Pan, quien le salvó la vida al liberarla de sus ataduras cuando estaba sentada en un arrecife, condenada por los piratas a morir.
· Gran Tigre: Jefe de la tribu de los Pieles Rojas. Salvó a su tribu de una masacre de parte de los piratas.
· Jaime Garfio: capitán del barco pirata –Alegre Rogelio- que merodea la isla del País de Nunca-Jamás. Perdió la mano derecha en una lucha contra Peter Pan. Fue contramaestre de la embarcación del capitán Barbarroja. Sus tripulantes era semejante a perros obedientes. Tenía cabello negro con rulos, cara con aspecto cadavérico y mirada melancólica. Pero se alegraba cuando mataba con su garfio. Quiere vengarse de Peter Pan -matándolo- por la mano que perdió. Le teme al cocodrilo que devoró la mano que Peter le arrancó al capitán Garfio, quien puede huir del cocodrilo, porque éste se comió un reloj a cuerda. Muere comido por el cocodrilo, después de ser empujado por Peter Pan fuera de la borda.
· Claraboya: tripulante del navío del capitán Garfio. Fue capitán en otro navío. Muere a manos de Garfio, quien le incrusta su garfio en el estómago por haberle rasgado torpemente sus ropas en un momento de distracción.
· Cecco: italiano, tripulante del navío del capitán Garfio. Tiene monedas de oro en las orejas. Mató al gobernador de Gao y le escribió su nombre en la espalda. Muerto a manos de Peter Pan.
· Bill Jukes: tripulante del navío del capitán Garfio. Tiene el cuerpo tatuado de pies a cabeza. Se ligó 72 azotes por robar una bolsa de monedas en la nave del capitán Flint. Muerto a manos de Peter Pan.
· Cookson: tripulante del navío del capitán Garfio. Hermano de Murphy. Muerto a manos de los niños perdidos en la batalla final.
· Murphy: tripulante del navío del capitán Garfio. De tez negra, le apodaban Coco. Muerto a manos de los niños perdidos en la batalla final.
· Starskey: tripulante del navío del capitán Garfio. “(...) fue portero de una escuela pública y era todavía delicado en sus modos de matar (...)”[2]. Huyó del navío del capitán Garfio para no ser asesinado por él o por Peter Pan. Fue hecho prisionero de los Pieles Rojas, quienes le encargaron que fuera la niñera de sus hijos.
· Smee: contramaestre del capitán Garfio. Es irlandés. Se jactaba de que el capitán Garfio le temía. Vagó por el País de Nunca-Jamás por el resto de su vida.
· Noodler: tripulante del navío del capitán Garfio. Muerto a manos de los niños perdidos en la batalla final
· Roberto Mullins: tripulante del navío del capitán Garfio. Muerto a manos de los niños perdidos en la batalla final.
· Lean Wolf: tripulante del navío del capitán Garfio. Muerto en la batalla contra los Pieles Rojas.
· Alf Mason: tripulante del navío del capitán Garfio. Muerto en la batalla contra los Pieles Rojas.
· Geo Scourie: tripulante del navío del capitán Garfio. Muerto en la batalla contra los Pieles Rojas.
· Chas Turley: tripulante del navío del capitán Garfio. Muerto en la batalla contra los Pieles Rojas.
· Fogerty: De Alzacia, Francia. tripulante del navío del capitán Garfio. Muerto en la batalla contra los Pieles Rojas.
· Ed Teynte: tripulante del navío del capitán Garfio. Muerto a manos de Peter Pan.


2. El País de Nunca Jamás y su comparación con la ciudad de Londres.

Los niños empiezan a tomar conciencia de que empiezan a crecer a partir de los dos años de edad, que es cuando también comienzan a perder el sentido de la imaginación, que es la puerta para entrar al país de Nunca Jamás.
La señora Gentil fue feliz en su matrimonio hasta los primeros años de convivencia, notándose su tristeza en la falta de concentración en las cuentas de la casa, dibujando figuras en la parte donde debía hacer la suma total de los gastos.
Sin embargo, su alegría retornó a su rostro cuando el matrimonio Gentil tuvo sus tres hijos. A ella “(...) le gustaba tener de todo y papá Gentil tenía una verdadera pasión por ser lo mismo que sus convecinos. Por ello, naturalmente, tenían una niñera. Como eran pobres, debido al gran consumo de leche que hacían los niños, su niñera era una relamida perra de Terranova, llamada Nana, que no había servido particularmente a nadie hasta que los Gentil la contrataron”[3]. Entonces, vivían bajo constantes presiones y preocupaciones, buscando constantemente la buena opinión de sus vecinos. El mismo Jorge Gentil “(...) tenía que tener en mucha consideración su posición social”[4]. Por ello es que no le gustaba tener como niñera a una perra.
Aún así, la niñera Nana era casi humana: cuidaba a los niños durante la noche si se quejaban, los llevaba a bañarse, conocía la diferencia entre una tos enfermiza y una provocada por falta de paciencia, creía en los remedios clásicos y se los daba a los niños cuando lo necesitaban; también los acompañaba a la escuela y los llevaba en fila hacia la misma con estricta observancia de su conducta; cuando llegaban visitas de la Señora Gentil, Nana se encargaba de preparar a los niños en su vestimenta y en su apariencia física. Hasta Jorr Gentil le atribuye la capacidad de imbuir a los niños historias fantásticas de Peter Pan, como si ella pudiera hablar y tener imaginación humana. Aulla cuando olfatea que se acerca un peligro.
En cambio, el País de Nunca Jamás surge a partir de la imaginación de los niños, que se escapan de la vida cotidiana y su mente escapa a los exámenes más rigurosamente científicos, porque “los médicos dibujan a veces mapas de otras partes de vuestro ser, lo que puede resultar algo interesante, pero les desafiaría a que tratasen de dibujar la imaginación de un niño, que no sólo es confusa, sino que no deja un momento de dar vueltas. Hay sobre ella líneas en zigzag como las de la tarjeta en que se anota vuestra temperatura cuando estáis enfermos, y estos zigzags son probablemente los caminos de la isla maravillosa, pues el País de Nunca-Jamás es siempre una isla con asombrosas pinceladas de colores aquí y allí, arrecifes de coral y cierto aspecto de buque en alta mar, y cuevas salvajes y solitarias, y enanillos que son sastres en su mayoría, y cavernas a través de las cuales corre un río, y príncipes con seis hermanos mayores, y una cabaña a punto de desmoronarse y una dama viejecita con la nariz ganchuda”[5].
Veamos las características del famoso País de Nunca-Jamás. La puerta de entrada es la imaginación de los niños y los grandes, por las preocupaciones de la vida y por la falta de creencias en lo fantástico, no entran en él. La imaginación de los niños está exenta de estructuras, de control, de cientificismo y por ello no está limitada por nada y es confusa para los mayores. Así es también el País de Nunca Jamás: no tiene reglas, ni civilización, ni comunidad familiar, ni amigos, sino que es un lugar salvaje, inhóspito, donde sobrevive el mejor preparado –física y mentalmente- para las circunstancias inoportunas de todos los días. Durante la noche rondan las fieras, los Pieles Rojas afilan sus cuchillos y se preparan para la guerra.
El lugar está lleno de colores, porque no hay nada construido, como sucede en la ciudad, que está llena edificios grises y sin colores. Las cavernas pueden ser el refugio de las personas y animales que viven allí. Un príncipe con seis hermanos mayores allí debería ser poderoso, para mantenerse en el poder y que sus hermanos no se lo reclamen. No hay relaciones sociales y, por lo tanto, se vive al día, sin pasado ni futuro, sólo preocupado por sobrevivir hoy. La cabaña descuidada representa la despreocupación de las responsabilidades y la viejecita, la falta de cuidado de uno mismo respecto a la buena apariencia frente a los demás. Todo apunta a buscar el placer y evitar el dolor, como sucede en el utilitarismo. No hay que rendir cuentas ante nadie por las acciones realizadas. Simplemente se las olvida. Todo está siempre en movimiento, como sucede con la imaginación de los niños. Pero en cada niño existe un País de Nunca-Jamás totalmente distinto al de los demás. El País de Nunca-Jamás es una isla: signo de soledad y separación de la vida civilizada.
Incluso se debe decir que el País de Nunca-Jamás no sólo surge de la imaginación de los niños, sino que depende de ella para seguir existiendo, porque “como los niños de ahora quieren ser tan sabios, dejan en seguida de creer en las hadas y cada vez que un niño dice ``yo no creo en las hadas´´, cae muerta una de ellas”[6]. Esta es la razón por la que no hay un hada por cada niño, que tendría un sentido de “ángel guardián” de los niños.
Las hadas, por otra parte, necesitan de la creencia de los niños para seguir viviendo y curarse de sus males, “casi nunca pueden estarse quietas (...)”[7]; a veces, faltan a los buenos modales como Campanilla de Cobre, que llama asno a Peter Pan por su ignorancia y a Wendy le dice que es grande y fea; hablan por medio de tintineos; viven poco tiempo.
Uno de los efectos manifestados en Peter Pan, además de poder volar, es el mantenerse joven por mucho tiempo. En la ciudad envejecen y mueren; en el País de Nunca-Jamás son inmortales y se mantienen jóvenes durante todo el tiempo que permanezcan allí: no sufren la muerte natural, aunque puedan ser asesinados.
Las estrellas conspiraron contra la familia Gentil para el rapto de los niños por parte de Peter Pan. Las estrellas sólo contemplan la escena, porque esto “es un castigo que les fue impuesto por alguna culpa que cometieron hace ya mucho tiempo, tanto tiempo, que ninguna estrella sabe lo que fue. Así, las más viejas han llegado a estar vidriosas y rara vez hablan (el centelleo es el lenguaje de las estrellas), pero las más jóvenes todavía desean saber. No son precisamente amigas de Peter Pan, quien de modo travieso gusta de subir a hurtadillas por detrás de ellas para tratar de apagarlas, pero les gustan tanto las bromas, que aquella noche estaban de su parte y ansiaban que las personas mayores se quitaran de en medio. Así, en cuanto la puerta del número 27 se cerró detrás del señor y de la señora Gentil, hubo una conmoción en el firmamento y la más pequeña de todas las estrellas de la Vía Láctea gritó: -¡Ahora, Peter Pan!”[8].
Otras características del País de Nunca-Jamás es que tiene cierto dominio sobre el mundo civilizado, porque las estrellas dicen a Peter cuando atacar. Además, ese país provoca en sus habitantes que busquen la diversión en el mal del otro, es decir, la envidia, porque no puede darles la felicidad que andan buscando y los deja insatisfechos, por eso no tienen reparos para buscar en el mal moral el entretenimiento que no encuentran en el bien. Esto evidencia el hastío de la vida respecto a los placeres en aquella isla “paradisíaca”. El juego se convierte en una obsesión para olvidar las penas más que como forma de dispersión de los trabajos necesarios de todos los días. También se ve penosamente la alegría de los otros y por eso los habitantes del País de Nunca-Jamás se ven inclinados a robar algo de esa felicidad a los que viven en la ciudad. También fueron las estrellas las que advirtieron a Peter Pan de la venida de los padres de Wendy y sus hermanos.
En el mismo sentido, las estrellas recibieron un castigo de Alguien Anónimo, que no conocen ni recuerdan la pena por la que merecieron su castigo. Un País sin creencias religiosas, es decir, agnóstico.
Entre los habitantes del País de Nunca-Jamás se encuentran los niños perdidos, que son “los que se caen de sus cochecillos cuando las niñeras están mirando para otro lado. Si a los siete días no son reclamados, se les envía al País de Nunca-Jamás para aprovechar los gastos hechos” [9]. Una fuerza anónima controla el pasaje de un mundo al otro y nadie tiene poder sobre lo que las hadas hacen con los niños en ese País. No hay mujeres allí.
El polvo de las alas los hacía volar a Wendy, Miguel y Juan. De este modo, se deduce que quien vivía mucho tiempo en el País de Nunca-Jamás tomaba los hábitos de las hadas, que eran animales salvajes. Ese era el modelo de educación de Peter Pan. Éste conocía el lenguaje de la selva y se lo enseñó a los niños; lo había prendido de Tigridia y Campanilla de Cobre.
Igualmente, en el País de Nunca-Jamás habitaban los Pieles Rojas, que eran asesinos de niños y de piratas; llevaban sus cabelleras colgadas a la cintura, se ponían aceite y se dibujaban el cuerpo para la guerra. Perseguían a los piratas para dominarlos. Había otra tribu más pacífica, por cierto, que se llamaba Delawares o Hurones, pero de ella no se habla en toda la obra, sólo se la menciona al pasar. A esto se agregaba que los Pieles Rojas eran perseguidos por animalitos de toda clase; “era una larga y abigarrada procesión en la que iban hienas, tigres, osos, lobos leones, panteras y todos los innumerables animalitos pequeños que en nuestros países huyen de ellos, pues toda clase de animales, y en particular los aficionados a comer carne humana, vivían juntos en la isla maravillosa”[10]. Me pregunto yo qué tendría de maravilloso vivir en una isla salvaje; la respuesta que se me ocurre es que allí hay una excitación alocada por la acechanza de la muerte.
Del mismo modo, las hadas sólo respetan a Peter Pan por su fiereza, pero a los restantes, con desdén y violencia. ¡Cómo sería de peligrosa la isla durante la noche que Peter Pan se quedaba de guardia delante de la puerta de la casita de Wendy con la espada desenvainada! A esto se agrega que tiene una escopeta que cuelga de la pared del cuarto. Campanilla de Cobre tenía envidia de Wendy e intentaba por todos los medio de deshacerse de ella, hasta el punto de pedir ayuda a otras hadas para llevarla al mundo civilizado. Las hadas nacen de la sonrisa de los niños y mueren después de un corto período de tiempo. Las hadas varones son de color malba; las mujeres, de color blanco y azules las indefinidas.
Asimismo, con el paso del tiempo, los habitantes de la isla del País de Nunca-Jamás iban perdiendo la memoria de sus parientes, en especial de sus padres, como le sucedió a Peter Pan, aunque no por ello dejaban de tener la necesidad de tener una madre y por eso tomaron a Wendy por “madrecita”.
También en el País de Nunca-Jamás existían sirenas con un carácter agresivo y figura encantadora. No se asociaban a otras personas, sino que las rechazaban con furia. Peter Pan le gustaba luchar con ellas y vestirse de sus escamas una vez que las mataba, como parte de la diversión. Hasta llegó a regalarle a Wendy un peine de una sirena a Wendy. Ellas solían sentarse en la Roca de los Abandonados y peinarse suavemente por largo tiempo, pero no les gustaba ser observadas ni molestadas. La misma Wendy era espantada por los golpes de las colas de las sirenas cuando están tomaban conciencia de su presencia. Pero a Peter Pan le tenían respeto y con él hablaban y él se sentaba en sus colas cuando se enojaban o se ponían molestas. También imitaron el juego de Juan con un pelota al empezar a pegarle con la cabeza.
Igualmente, la Roca de los Abandonados era llamada sí porque allí se dejaban a las personas que se quería que murieran ahogadas, porque la marea, al subir, la tapaba completamente.
Asimismo, los piratas querían dominar el País de Nunca-Jamás y para ello se proponían matar a los Pieles Rojas –casi lo logran si no fuera por el Gran Tigre, jefe de la tribu- y a los niños perdidos, cosa que no lograron a causa de Peter Pan. Pero sí le dieron de puntapiés a Ligerín por no dejarse atar y revolearon al resto como bolsas de papas. Pero cuando Peter Pan fue matando uno a uno en el barco pirata, se rebelaron todos contra el capitán Garfio, porque no querían morir y, además, la injusticia predispone para la traición. Al final, muchos de ellos murieron en el combate con los niños perdidos a bordo del barco pirata.

3. La inmadurez de Peter Pan.

Peter Pan es un niño que debe contar con aproximadamente menos de diez años y dejó su familia cuando contaba con menos de dos años de edad, por ser esa edad el momento de la pérdida de la imaginación –según Barrie- y la entrada lenta en el mundo de los adultos: se toma conciencia de que se ha de crecer y se seguirá creciendo.
Peter Pan era un niño que “(...) vivía entre las hadas”[11], es decir, en el País de Nunca-Jamás. En este lugar, él no ha crecido y se mantiene siempre joven y para mantenerse como tal no quiere asumir la responsabilidad de ser papaíto de verdad, sino sólo en juego, porque eso, según él, lo “(...) haría parecer muy viejo”[12].
Pero en aquella isla, Peter se sentía solo y esto lo movía a ir al cuarto de Wendy por las noches, sentarse en la punta de la cama y tocar su caramillo para ella, mientras ésta dormía. Llegaba volando a aquel lugar y entraba por la ventana. Desde ésta a la vereda había unos treinta pies y no se podía trepar por la pared, porque no había tubería alguna para sujetarse. Cuando se sintió abandonado por los niños perdidos en el País de Nunca-Jamás, tocó su caramillo para ahogar su dolor y olvidar sus penas, como una forma de “paliativo”. ¡Cómo sería el dolor de Peter Pan que hasta en el sueño sufría sus tormentos interiores, por la falta de una madre y de una familia! Wendy era quien lo consolaba en tales momentos.
Estaba vestido con hojas secas, sacadas del País de Nunca Jamás; la misma señora Gentil sabía que esas hojas “(...) no procedían de ningún árbol que se criara en Inglaterra”[13]. También era parte de su vestimenta el “(...) jugo que segregaban los árboles, pero lo más arrebatador de él era que conservaba todos sus primeros dientes. Cuando vio que la que cosía era una persona mayor, rechinó aquellas diminutas perlas, mostrándoselas”[14]. Porque cuando entró en el cuarto de Wendy se encontró con la señora Gentil.
Esto nos muestra parte de la personalidad de Peter Pan: detesta a los mayores, como enemigos del País de Nunca-Jamás, porque no tienen imaginación y les transmiten este problema a sus hijos a medida que crecen; es una persona salvaje, que gruñe como animal frente al enemigo, en vez de hablar; impulsado por instinto y no por la razón, porque “(...) Peter Pan era un aturdido y decía las cosas tal como le pasaban por la cabeza”[15] y también el mismo J. M. Barrie dice: “(...) yo creo que jamás pensaba nada (...)”[16]; despreocupado por la vestimenta, sólo se cubre contra el frío; no tiene que responder ante nadie por sus acciones. Tiene aspecto juvenil y hermosos dientes: no sufre el paso del tiempo. Rechaza todo lo que es propio de la civilización, menos la compañía de los niños, que la busca incesantemente.
Perdió su sombra en uno de sus viajes al cuarto de Wendy: su sombra se parecía a una prenda de vestir recién lavada. Es que en el País de Nunca-Jamás la sombra es un acompañante más, que no necesariamente surge bajo la luz de una vela, del sol o de otra cosa semejante, porque, de hecho, Peter Pan la perdió de noche. Pero quiso pegársela con jabón y no pudo, por lo que se largó a llorar. Wendy se la cosió a los pies.
Es tremendamente ignorante del mundo de las personas civilizadas. Su educación la recibió de las fiestas organizadas por las hadas. No sabe lo que es un beso ni un dedal y Wendy le da un dedal –diciéndole que es un beso- y un beso, diciéndole que es un dedal, para burlarse de su falta de conocimiento. También cree Peter que las cigüeñas hacen sus nidos en los aleros de las casas para escuchar cuentos. A esto se suma su desconocimiento por las letras, empezado por las vocales, que Miguel ya conocía y Peter Pan no. No distinguía entre fantasía y realidad, porque para él era todo lo mismo, es decir, “la ficción para él era tan real que, después de una comida de mentirijillas, parecía como si engordase”[17]. Peter Pan era tan ignorante que no sabía leer ni escribir, cosa que sí podían hacer sus compañeros. Pero él despreciaba este conocimiento con soberbia. Ni siquiera sabe lo que debía hacer un padre si no fuera por Juan, quien tiene conciencia de que Peter sólo puede jugar a ser su “papaíto”, pero no puede serlo de veras.
Peter Pan, por otro lado, ataca por la noche para no ser visto y, por lo tanto, no ser impedido u atrapado por sus acciones; también es durante la noche que se despierta la imaginación de los niños que duermen.
Asimismo, Peter Pan “no sólo no tenía mamá, sino que no sentía el menor deseo de tenerla. Peter Pan pensaba que las mamás eran unas personas pasadas de moda. En cambio, a Wendy, al oírle hablar así, le pareció en seguida que estaba en presencia de una tragedia”[18]. Niega su origen y detesta los lazos afectivos fuertes: todos a su alrededor son instrumentos con los cuales juega y los olvida cuando se cansa de ellos. Según el mismo Peter, él se escapó apenas nacido, porque oyó a sus padres hablar sobre su futuro, de lo que iba a ser cuando fuera grande y después dijo: “¡Y yo no quiero ser nunca hombre! (...), yo quiero ser siempre un niño y jugar y divertirme, y por ello me escapé a los jardines de Kensington y viví largo tiempo entre las hadas”[19]. No asume la responsabilidad de sus acciones y le hecha la culpa de sus males a los otros. Él mismo explicaba que “durante largo tiempo –dijo,- yo como vosotros, que mi madre conservaría abierta siempre la ventana para mí; por ello permanecí fuera de casa durante lunas y lunas y lunas, y volví al cabo de ellas, pero la ventana estaba cerrada y echada la falleba y mi madre se había olvidado por completo de mí y otro niñito dormía en mi cuna”[20].
Igualmente, como se deja llevar por los primeros impulsos y sentimientos, se atribuye a sí mismo lo que otro hizo por él, negando sus propios límites y necesidades: su deseo y necesidad de conocimiento, de compañía, de amor materno, de amigos, de educación social. Es soberbio, mentiroso y orgulloso. También es envidioso, porque viene al cuarto de Wendy a buscar todo lo que no encuentra en el País de Nunca-Jamás. También quiso conservar por siempre a Wendy y para ello fue a la ciudad y cerró la ventana del cuarto de Wendy, para que ella creyera que su madre no la quería y de ese modo se quedaría con Peter para siempre. Todo por envidia: bailaba por su travesura, pero después al oír a la madre de Wendy llorar desconsoladamente, cambió de parecer y abrió las ventanas que había cerrado.
También el juego se vuelve muchas veces fastidioso y no tiene en sí límites, por eso a veces reprendía a las hadas que querían jugar con él, porque ese juego ya no le divertía. Por eso, cambia constantemente de actividad y no se permite recordar ni pensar. Vive en actividad constante, como un animal salvaje. Tenía Peter Pan muchas capacidades que los otros niños no contaban, pero no tenía el amor de una madre que tanto deseaba.
Se divierte con el mal ajeno: cuando los hermanos de Wendy se quedan dormidos en pleno vuelo y caen como piedras al vacío, él lo toma a risa y los salvaba -por mandato de Wendy- a último momento, buscando la espectacularidad, de tal modo que “(...) parecía como si le interesara más demostrar su habilidad que salvar una vida humana. También era Peter Pan muy aficionado a la variación, y el juego que le entusiasmaba en un momento, dejaba súbitamente de entretenerle, por lo que había siempre la posibilidad de que, gustándole ahora salvar al niño, al momento siguiente le gustaba dejarle caer”[21]. Ve un bien, una diversión en el mal ajeno, fruto de su hastío por los placeres y por el juego como centros de su vida. El mismo Peter Pan no quería encontrar a su madre por cuestiones de placer, porque él mismo decía que “aunque la encontrara, acaso ella querría que yo fuera mayor y yo quiero ser siempre niño y pasar la vida divertida”[22]. También Peter Pan cree que él mató con la espada que él porta en la cintura al pirata Barba Azul. Peter Pan hizo azotar a Ligerín doce veces por no entender lo que significaba sondear en el barco pirata.
Hasta llegaba a poner en riesgo su propia vida y la de los demás, siendo él muy mal ejemplo, porque, “cuando, en su juego, Peter Pan volaba muy cerca del agua, tocaba al pasar las colas de los tiburones (...). Los demás no podían hacerlo con buen éxito y acaso por esto se mostraba él tan presumido y volvía atrás la cabeza para ver cuantas colas de tiburones dejaban ellos de tocar”[23]. También asesina por diversión, porque al encontrar un pirata dormido, le pregunta a Wendy si lo mata y cuenta que siempre los despierta primero y después los asesina. A esto se agrega que se enorgullece de haberle cortado la mano derecha al capitán Garfio. Hasta llega a pensar, después de ser herido por Garfio que “¡La muerte debe ser una gran aventura!”[24], esto es una locura y lo muestra totalmente alejado de la realidad.
Incluso, cuando le parecía aburrido matar, Peter Pan imitaba la vida común e inocente de Juan y Miguel, hasta que le pareciera aburrida. Tal era el desprecio por la vida civilizada que le dirigía Peter Pan.
Vive con los niños perdidos, que son “los que se caen de sus cochecillos cuando las niñeras están mirando para otro lado. Si a los siete días no son reclamados, se les envía al País de Nunca-Jamás para aprovechar los gastos hechos. Yo soy el capitán de esos niños”[25]. Entonces, Peter Pan es, como sus compañeros, una persona rechazada, dolida, resentida contra la sociedad civilizada. El mismo autor afirma que “si Peter Pan había tenido madre alguna vez, no la echaba de menos; podía pasarse muy bien sin ella. Lo había pensado largamente y recordaba sólo todas sus malas cualidades”[26]. Pero la responsabilidad era suya por haber abandonado su hogar.
Su relación con sus compañeros era de poder y de mutuo cuidado para sobrevivir en un País inhóspito para ellos. No tenían, los niños perdidos, ninguna compañera femenina. Pero Peter Pan era vengativo contra quien hablaba mal de ellas, como sucedió cuando Wendy le contó que su hermano Juan hablaba mal de ella y él lo levantó a puntapiés de la cama. También, al no aceptar la responsabilidad de su huida y del comportamiento de los mayores, una vez se puso a suspirar muchas veces en forma rápida y seguidas una detrás de otra. “Lo hacía así porque en el País de Nunca-Jamás dicen que cada vez que se suspira se muere una persona mayor, y Peter, vengativo, las mataba lo más de prisa que podía”[27].
La falta de memoria de Peter Pan tiene distintas razones: la falta de una educación formal, de amigos, de familiares, de relaciones sociales, de lectura, de responsabilidades propias respecto a sí mismo como respecto a otros, de reflexión sobre el sentido de las cosas y la resolución de problemas más elevados que los cotidianos, de pasado y futuro y, finalmente, de una identidad propia forjada a base de esfuerzo. Por ello, se olvida de enseñarles a Wendy y sus hermanos el modo de detenerse en vuelo sin caer, de las aventuras recientes que ha tenido, de las personas conocidas que han pasado por su corta vida, de los asesinatos que cometió –mató a piratas, entre los cuales se encontraba el capitán Garfio- y de las hazañas que realizó, como el rescate de los niños perdidos de las manos de los piratas. A veces no recordaba las aventuras que había tenido y, a veces, las inventaba. Tenía problemas de memoria de y de sinceridad. Pero a veces decía la verdad, porque sus mismos compañeros confirmaban su relato o porque Wendy lo había presenciado. Se olvidaba fácilmente de las tragedias vividas por otros.
A Peter Pan le gusta sentirse importante frente a los demás y por eso es que se autoproclamó capitán de los niños perdidos. Esto se lo remarca a todos de distintas maneras: dando órdenes, reservándose los actos heroicos y más espectaculares en las batallas, como sería luchar y matar al capitán Garfio. El mismo Juan se cansa de ese autoritarismo y le dice a Wendy que le transmita a Peter Pan que “(...) no quiera ser siempre el capitán”[28]. Pero cuando se hablaba de cosas que Peter Pan no conocía, sentía envidia, como cuando se “(...) fastidiaba un poco que supieran tantas cosas de la isla, pero si quería dominarlos tenía en la mano el triunfo”[29]. Nadie puede discutirle nada –porque “(...) era preciso hacer lo que él mandaba (...)”[30]- y toma lo que no le pertenece, como el sombrero de Juan para hacer la chimenea de la casita de Wendy.
Peter Pan ha establecido en la isla la tiranía ludocrática. Esa relación de autoridad era de dominio, él ponía las reglas y nadie podía discutirle. Le exige a Juan que le conteste “sí, señor” a sus órdenes. Les prohíbe crecer a sus compañeros y si desobedecen, son echados de la isla. Cuando está presente, todo en la isla se transforma, porque todos los seres vivientes son impulsados por él a la actividad y a la caza; en su ausencia, todo se queda en tranquilidad y silencio. También les prohíbe a los demás niños perdidos vestirse como él y por eso es que estos últimos utilizan pieles de osos, cazados por ellos. A esto se suma la prohibición de Peter Pan dirigida a los niños perdidos de recordar a sus madres o hablar de ellas, pero ellos desobedecen esa orden cuando él no se encuentra con ellos. Peter Pan les pegaba en los nudillos si alguno de los niños olvidaba su papel en el juego: Ligerín es víctima de ello. Hasta sus compañeros reciben nombres de cualidades, pero ninguno tiene nombre propio. Además, respecto a las entradas de los árboles que conducían a la casa subterránea, “(...) Peter Pan hace al niño las modificaciones necesarias hasta conseguir que encaje bien”[31].
Para colmo de males, “lo que nunca se sabía exactamente era si se trataba de una comida real o de mentirijillas, porque esto dependía del capricho de Peter Pan. Peter Pan podía comer de veras si esto formaba parte del juego, pero lo único que no podía hacer era hartarse por el sólo placer de sentirse harto, que es lo que a muchos niños les gustaba sobre todas las cosas. La ficción para él era tan real que, después de una comida de mentirijillas, parecía como si engordase. Claro está que esto era muy aburrido para los otros niños, mas era preciso hacer lo que él mandaba, y sólo cuando uno de ellos podía probar que adelgazaba demasiado para encajar en el hueco del árbol, le permitía hartarse de verdad”[32]. Aquí se ve la tiranía ludocrática y su autoritarismo cruel.
Asimismo, su propia soberbia le jugó en contra, porque cuando luchaba con el capitán Garfio y estaba a punto de matarle, le ayudó a subir a la roca y el pirata aprovechó la ocasión para clavarle profundamente su gancho en el estómago. Además, también su compañero simplón fue herido por Smee en la cuarta costilla, pero Encrespado hirió a Smee en represalia. Peter Pan los convirtió en asesinos.
Sin embargo, realizó algunas acciones heroicas, como salvar a los niños perdidos de las manos de Grafio y sus secuaces, también a Tigridia de una muerte segura, a Juan y Miguel cuando caían en vuelo por quedarse dormidos, les enseñó a conseguir comida. Peter Pan se salvó por la ayuda de un ave que le prestó el nido en el que tenía a sus huevos, a los cuales colocó en un sobrero. También se ganó la amistad de Tigridia y de toda su tribu por salvarle la vida a aquella. Fue llamado el Gran Padre Blanco por los Pieles Rojas y cada vez que estaban delante de él, se arrodillaban, lo cual alimentaba más su ego. Hasta el trato para con él era diferente del que dirigían a los restantes niños, porque su palabra era respetada, no así la de los restantes niños, que los mandaban a callar cuando terminaba de hablar Peter Pan. Llegaba al punto del despreció incluso de la misma Wendy, a la que consideraban la esclava de Peter Pan.

Cuando no se recuerda, tenemos, entonces, las siguientes consecuencias:

a) Se tiene que empezar todo de nuevo.
b) No recuerda ni lo bueno ni lo malo hecho.
c) No tiene identidad, ni cultura, ni familia, ni amigos, ni padres, ni sociedad.
d) Todo es puro presente, ni pasado, ni futuro, ni proyecto ni historia.
e) El tiempo se cíclico: retorna siempre a los mismos juegos que hizo hace unos momentos.
f) Se cometen siempre los mismos errores, no se madura.
g) Encerrado en el juego y la actividad para olvidar: ludocracia.
h) La vida no tiene valor ni sentido: totalmente vacía.
i) Búsqueda de emociones intensas que llevan a lo peor del hombre, confundiendo placer sincero con cruel maldad.

Así se pasó toda la vida Peter Pan: yendo y viniendo desde el País de nunca-Jamás a la ciudad y vuelta para invitar a la hija de Wendy, Juanita y, después, a la hija de ésta, Margarita, para que les hiciera compañía. Y el ciclo no termina más, porque él no cede a su enfermedad de no querer crecer.

4. La madurez de Wendy Gentil.


Wendy supo que iba a crecer a partir de los dos años y no renunció a crecer y asumir sus responsabilidades en toda su vida. Hasta llega a inculcarles el deseo de crecer y asumir sus responsabilidades a los niños perdidos, en especial a Juan y Miguel, sus hermanos, por medio de un cuento, que recrea su pasado.
De todos modos, ella era la que hacía madrecita en el País de Nunca-Jamás y cuidaba de la vestimenta de los niños, también de que se acostaran temprano –a las 7 de la tarde- y de curarles las heridas después de las batallas, porque ella “(...) les vendaba las heridas y otras cosas por el estilo (...), los vendó uno por uno y les permitió jugar hasta la hora en que, cojeando y con los brazos en cabrestillo, se fueron a dormir”[33]. Ella consolaba a Peter Pan en sus momentos de angustia, especialmente mientras él dormía, porque, como dije antes, él no tenía sueños tranquilos y profundos.
Asimismo, ella es quien le manda a Peter salvar a sus hermanos que caían como piedras al vacío cuando se quedaban dormidos en pleno vuelo. También salvó a los niños perdidos de una muerte segura al apartarlos del pastel envenenado, hecho por los piratas. Ella se condolía con el sufrimiento del otro, como la próxima muerte de Tigridia en la Roca de los Abandonados, donde lloró por su destino.
Del mismo modo, ella hizo de madrecita en aquella isla salvaje: les lavó la ropa, se las colgó en cuerdas improvisadas con las fibras obtenidas de los árboles; le preparó una cuna a Miguel, que era el más pequeño de todos y la colgó del techo. En su momento de descanso, “(...) se ocupaba en hacerles ropita nueva y en ponerles remiendos a las rodillas de los calzones, que era lo que más se rompían”[34].
De la misma forma, intentaba que los niños recordaran a sus familias, en especial a sus padres, de modo que no la tomaran a ella como madre más que en el juego, pero no en la realidad. Así lo hizo especialmente con Juan y Miguel, sus hermanos, que de a poco iban perdiendo la memoria. Para ello, hizo de maestra: les hizo preguntas acerca de su pasado y casi todos fallaron en contestarlas, excepto Ligerín, que inventaba las respuestas de todas las preguntas. A esto se agrega que, por medio de un cuento, Wendy intenta describirles el dolor de los padres que perdieron a sus hijos. Describía el amor de una madre como el abrazo que reciben los hijos con cariño de parte de ella y de su padre, porque “(...) todos tenemos una época en que somos ególatras, y cuando necesitamos atención y cariño volvemos hacia quien pueda dárnoslo, confiando en que se nos abrazará en lugar de rechazársenos”[35]. Ella fue la que invitó a todos los niños perdidos a su casa para ser adoptados por sus padres, el Sr. y la Sra. Gentil y así sucedió.
Igualmente, Wendy organizó a los niños para que si tenían una queja contra alguien, recurrieran a ella, levantando la mano y expresándola cortésmente. Fue defendida por Simplón cuando los niños querían encadenarla para que no huyera del País de Nunca-Jamás hacia la civilización.
Sin embargo, tenía ciertos prejuicios contra los Pieles Rojas, porque la consideraban esclava de Peter Pan y porque Tigridia le disputaba el amor de aquél. También Campanilla se disputaba con Wendy el amor de Peter Pan.

[1] BARRIE, J.M.; Peter Pan y Wendy, Juventud, 2ª ed., trad. por María Luz Morales, Barcelona, 1954, c. III, p. 35.
[2] Ibid., c. V, p. 55.
[3] Ibid., c I, p. 9.
[4] Ibid., p. 10.
[5] Ibid., p. 11.
[6] Ibid., c. III, p. 34.
[7] Ibid., p. 35.
[8] Ibid., c. II, p. 26.
[9] Ibid., c. III, p. 35.
[10] Ibid., c. V, p. 57
[11] Ibid., c. I, p. 13.
[12] Ibid., c. X, p. 104.
[13] Ibid., c. I, p. 14.
[14] Ibid., p. 16.
[15] Ibid., c. IV, p. 43.
[16] Ibid., c. III, p. 29.
[17] Ibid., c. VII, p. 77.
[18] Ibid., c. III, p. 30.
[19] Ibid., p. 33.
[20] Ibid., c. XI, p. 110.
[21] Ibid., c. IV, p. 44.
[22] Ibid., c. XI, p. 113.
[23] Ibid., c. IV, p. 44.
[24] Ibid., c. VIII, p. 95.
[25] Ibid., c. III, p. 35.
[26] Ibid., c. XI, p. 113.
[27] Ibid., p. 111.
[28] Ibid., c. IV, p. 44.
[29] Ibid., p. 47.
[30] Ibid., c. VII, p. 77.
[31] Ibid., p. 75.
[32] Ibid., p. 77.
[33] Ibid., c. IX, p. 99.
[34] Ibid., c. VII, p. 77.
[35] Ibid., c. XI, p. 109.

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