domingo, 18 de abril de 2010

Análisis de Alicia en el País de las Maravillas

1. Personajes

Alicia: personaje principal de la obra, es la niña que cuenta la maravillosa aventura que pasó en sueños.
Dinah: es la gata de Alicia.
Conejo Blanco: es el primero de los personajes que se presenta a Alicia y el que la introduce en el mundo maravilloso.
Pato.
Dodo.
Loro.
Aguilucho.
Ratón: introduce a Alicia en relación a los restantes animales.
Paloma.
Oruga: es la que aconseja a Alicia morder partes distintas del hongo para cambiar de forma y tamaño.
La Reina: hace ostentación de poder a cada momento. Tiene tres hijos. Mantiene dominado su reino bajo el imperio del terror.
Falsa Tortuga: tenía cabeza, patas traseras y cola de ternero y el resto de Tortuga. Pasaba sus días llorando sin causa.
Grifo: animal que tiene patas traseras y cola de león y pecho, alas y cabeza de un ave de rapiña, probablemente de águila.

2. Nada es lo que parece.

Alicia se encuentra en un prado junto a su hermana y ve pasar a un conejo vestido con chaleco y mirando un reloj, preocupado de llegar temprano a algún lugar, mezclándose así la realidad con el sueño. También, al entrar en la conejera para seguir el paso del conejo, Alicia cayó lentamente en el pozo, sin poder entender por qué tardaba tanto en llegar al fondo. En las paredes del pozo habían armarios y estantes repletos de libros, a lo que se sumaban mapas y cuadros estampados en las paredes.
También Alicia, al encontrarse en la primera habitación después de caer, estaba rodeada de puertas grandes y una sola puerta pequeña... pero ¿quién usaba las puertas grandes si todos los personajes de la historia tienen el tamaño de la puerta pequeña?
Asimismo, al lado de la llave de la puerta pequeña que se encontraba en una mesa pequeña, Alicia encuentra una botellita pequeña que tiene una etiqueta que dice “bébeme”, que la ayuda a hacerse pequeña, de unos veinticinco centímetros de altura, justo para pasar por la puerta pequeña.
El cauce normal de los acontecimientos le había parecido aburrido y lo extraordinario, normal. Por eso, cuando comió del pequeño pastel para retomar su altura convencional le pareció de lo más normal. Así, recuperó su altura como si alguien cambiara de color de pelo y después quisiera retornar a su color natural.
Igualmente, el abanico del Conejo Blanco la ayuda a cambiar de altura nuevamente, dejándola en sesenta centímetros. Pero, más tarde, ella empezó a nadar en el charco de lágrimas que ella misma produjo al llorar.
Otro cambio de estatura lo obtuvo cuando bebió una botellita en la casa del Conejo Blanco: quedó atrapada en una habitación por el tamaño que había adquirido. Pero retomó su antigua estatura al comer unos pequeños bizcochos, pero estos eran pequeñas piedras que los animales le habían tirado a ella y se habían convertido en tales al tocar el piso.
Los cambios de estatura, por lo tanto, están asociados a la adaptación de Alicia al País de las maravillas y no al crecimiento, es decir, para poder relacionarse con los habitantes del lugar y no causarles una mala impresión, porque la apariencia lo es todo en esta clase de país, en cambio, el ser es nada. Por eso, no les resulta extraño a los habitantes del lugar el que Alicia cambie, como se lo expresa la Oruga a Alicia. Así lo anormal se vuelve normal. También esto se ve confirmado por la defensa que la Oruga hace de su propia altura (8 cm) y que Alicia considera miserable.
Por otro lado, Alicia, al comer de un hongo, se transforma en serpiente, pero sigue teniendo la conciencia de ser una niña, evidenciándose esto en la defensa que ella misma hace de sí misma frente a una Paloma, quien la veía como peligrosa para sus crías.
De igual forma, el niño que la Duquesa acunaba violentamente en sus brazos se convirtió en cerdo. Y el Gato se hacía invisible por partes o todo entero a la vez.
También el Tiempo pasa de ser un accidente a un sujeto con sus propias características: no le gusta que lo marquen y adelanta los acontecimientos a favor de aquellos con los que se lleva bien. También puede mantener los acontecimientos sin que estos se desarrollen, como sería que todo el día se detuviera en el mediodía. Él habla con distintos personajes y, últimamente, según el testimonio del Sombrerero, había mantenido una conversación con la Reina.
En el campo de croquet, el palo consistía en un flamenco; la pelota, en un erizo y los arcos, en cartas arqueadas sobre sí y con sus manos y pies en el suelo.
Pero la apariencia es más importante que el ser, según las palabras de la Duquesa: “<>... O, si quieres que lo diga más simplemente: <>”[1]. La apariencia es la regla y hasta se podría decir que aquella pretende reemplazar al ser, constituyéndose en la identidad misma de los personajes del País de las Maravillas. Por eso, todos los personajes de este país se encuentran allí: intentan parecer lo que no son pero se desmienten unos a otros en distintas circunstancias. En este contexto se entiende la frase que la Duquesa le dirige a Alicia cuando afirma que “<>”[2].
En el juicio que se celebra al final de la obra no se presentan evidencias suficientes, quieren encontrar a algún culpable y llaman a distintos personajes para averiguar quién se ha comido unas tartas destinadas a la Reina. Los testigos no aportaron nada en concreto, pero a alguien tenían que acusar. La Sota era culpable y se quería primero dictar la sentencia y después el veredicto (= la política maneja la justicia). Se realizan acusaciones libres sin un verdadero conocimiento de la realidad (no hay interés en ella).

3. Todos actúan irracionalmente y sobrepasan sus propios límites.

Con el cambio de tamaño, a Alicia le fue imposible pasar por la puerta pequeña del primer cuarto en el que se encontraba y empezó a llorar, pero sus lágrimas llenaron la habitación de agua, cuyo nivel llegó a tener en un principio, diez centímetros.
Cuando Alicia quiere recitar las tablas de multiplicar, se expresa irracionalmente y lo mismo le sucede cuando quiere recordar las capitales de los distintos países. También cuando quiere recitar poemas de memoria, la letra se encuentra tergiversada y su sentido es despiadado, porque el título era “Cómo la pequeña abeja acendosa...”:

“¡Cómo el pequeño cocodrilo
Aprovecha su cola brillante
Y se esparce las aguas del Nilo
Sobre cada escama dorada!
¡Qué alegremente parece sonreir,
Qué elegantemente extiende sus zarpas,
Y da la bienvenida a los pecesitos
Con mandíbulas que sonríen dúlcemente!”[3]

Los cuentos que se relatan nada tienen que ver con la realidad en la que se encuentran, como es la historia que relata el Ratón –acerca de Guillermo el Conquistador- cuando todos los animales están mojados y sufriendo frío.
A esto se agrega que Dodo propone una Carrera de Comité para secarse, es decir, correr en círculos, pero lo hicieron sin orden y por eso, no se sabía cuando terminaba y cuando había empezado, ni tampoco quién había ganado. Por eso, Dodo decidió que todos eran ganadores y que todos debían recibir premio. Pero los premios los repartió Alicia (que no había organizado la carrera) y consistía en confites.
Además, lo natural –contado por Alicia- causa horror en todos los habitantes del País de las Maravillas, como cuando le cuenta que Dinah es muy buena cazadora de aves y ratones, noticia que no fue muy bien digerida por las aves y ratones que la escuchaban y la dejaron sola.
El Conejo Blanco, cuando ve a Alicia, le manda a ir a buscar sus guantes y su abanico a su casa, para evitar que la Duquesa, cuando lo vea, no quiera matarlo por faltar al protocolo. Se invierten los papeles: un animal da órdenes a un ser humano.
Es interesante, por otro lado, analizar el poema que Alicia le recita a la Oruga y que se llama “Eres viejo padre William” y comienza así:

“<Y tu cabello se ha vuelto muy blanco.
Sin embargo, siempre estás cabeza abajo...
¿Te parece que a tu edad eso es sensato?>>

“<Temí que eso pudiera dañarme el cerebro;
Pero ahora que ya sé que cerebro no tengo,
Bueno, lo hago con mucha frecuencia.>>”[4]

El joven se comporta como si fuera adulto e intenta hacerlo razonar al padre de su conducta, que no es apropiada para su edad y le da mal ejemplo a él, que es su hijo. Él intenta de corregir a su padre, cuando debería ser al revés. El joven no tiene canas, pero tiene la sabiduría de un viejo. Hay una desubicación social en su relación con su padre: los roles están invertidos y esto representa a los dos mundos, que son el de las leyes lógicas y las buenas costumbres, enfocadas en el hijo y la irracionalidad y contravención de las buenas costumbres, reflejadas en el padre. El primero es el mundo de Alicia; el segundo, el país de las maravillas. Cada uno de los personajes está encerrado en su propio mundo y no quiere ceder, concibiendo al otro como irracional, porque la concepción del mundo del viejo padre William y la de su hijo son irreconciliables.
El padre, a diferencia del hijo, busca las sensaciones sin peligro de dañarse, porque no rijen para él las mismas leyes que para el hijo, ya que carece de cerebro –no lo usa y actúa por instinto- y se deja llevar por las sensaciones y quiere mostrar que a pesar de los años, su cuerpo responde tanto como el de un joven y mejor aún, como veremos. Sus canas no representan su experiencia, sino sólo el paso del tiempo. Le gustan las sensaciones fuertes y en aumento, porque sabe que no hay peligro en ello. Pero continuemos con las siguientes estrofas:

“<Y te has vuelto descomunalmente gordo;
Sin embargo, pasas la puerta dando un salto mortal.
¿Quieres explicarme la razón de eso?>>”

“<Conservé muy flexibles todos mis miembros
Usando este ungüento... un chelín la caja...
¿Me permites que te venda un par?>>”[5]

El viejo, nuevamente, obra según la irracionalidad del país de las maravillas, porque ningún ungüento puede permitirle a alguien mantener la flexibilidad de la edad temprana de la vida, menos aún si esa persona a engordado varios kilos. No es lógico que una persona pueda ser ágil con un cuerpo que no sea atlético. El viejo es conocedor de esta irracionalidad del país de las maravillas y por eso es sabio, a diferencia de su hijo. También es irracional que quiera venderle a su hijo un ungüento que supuestamente lo mantuvo flexible en sus miembros y no se lo dé gratuitamente. Se comporta como un extraño ante su hijo. También muestra con esto que es más importante –en el país de las maravillas- que es más importante aparentar que ser: aparentar ser joven que aceptar la edad que tiene. Pero, además, ¿para qué necesita el dinero si en el país de las maravillas no se utiliza? La irracionalidad continúa en las siguientes líneas:

“<Con nada más duro que el sebo,
Pero devoraste el ganso con huesos y pico...
¿Cómo te arreglaste para hacerlo?>>”

“Cuando joven –dijo el padre- estudié la ley,
Y discutí cada caso con mi esposa:
La fuerza que eso dio a mi mandíbula
La conservé el resto de mi vida>>”[6]

Aquí vemos que la fuerza no depende de la capacidad de uno, sino de una ley oculta, sólo conocida por algunos, como William, desconocida por la mayoría, como su hijo y su esposa, que se comportaban según leyes lógicas y buenas costumbres. Esa ley consiste en la falta de toda racionalidad en las cosas y las acciones de las personas y del país en general. Por eso, William sabe que puede comer todo lo que quiera –es un glotón- y que eso no va a afectar su excelente agilidad motriz ni su salud. Finalmente, se descubre las consecuencias de las acciones del viejo en la última estrofa:

“<Que tu vista es tan aguda como antaño;
Sin embargo, equilibras una anguila en la punta de la nariz.
¿Cómo te volviste tan endiabladamente diestro?>>”

“<-le dijo su padre-. ¡No te des tantas ínfulas!
¿Crees que puedo pasarme el día oyendo idioteces?
¡Lárgate, o te arrojaré por la escalera!” [7].

Vemos, finalmente, que los animales son dóciles a los seres humanos –en el país de las maravillas- si se sabe dominarlos, como sucede con la anguila. También, nuevamente, la habilidad no viene dada por la capacidad de cada uno, porque todo es posible si se conoce la ley del absurdo que domina este país y cómo manipularla para beneficio propio. El mundo del hijo no entendería jamás este comportamiento, porque se guía por otras leyes lógicas –y metafísicas- que no están presentes en la concepción de su padre. Además, el padre se cansa de las preguntas de su hijo y le responde groseramente, porque no es placentero el cuestionamiento del hijo acerca de cosas que para el padre son evidentes. La búsqueda del placer intenso va asociado a la violencia si no se consigue, porque se fuerza a las cosas a adecuarse a la voluntad de quien busca ese placer. Por eso, el padre William, que busca el placer en intensidad, reacciona violentamente.

Esta violencia rige a todo el país de las maravillas. Igualmente, todos los gatos sonríen y es lógico que así suceda, según la Duquesa. Pero el Gato es el único que reconoce la diferencia entre la lógica del mundo de Alicia y el del País de las maravillas, porque afirma que hace todo lo contrario a las costumbres que ella trae de su mundo, como mover la cola si está contento o gruñir si está enojado. El hace las cosas a la inversa.
En el mismo sentido, el Sombrerero le puso manteca a su reloj de bolsillo para que funcionara mejor, recomendado por la Liebre de Marzo, en el supuesto de que los mecanismo necesitan que los engrasen un poco. Pero utilizan la manteca con una función distinta a la que tiene y pretenden hacer con ella lo que no puede hacerse. Su locura llegó hasta el punto de que la Liebre de Marzo lo sumergió en el té para ver si se limpiaba de las migajas con las que había entrado la manteca al reloj. A esto se agrega que ambos proponen acertijos sin solución.
Además, la Falsa Tortuga se la pasaba llorando todo el tiempo, pero no tenía pena alguna, según el testimonio del Grifo. Aunque se podría reconocer una causa de su dolor en que el único sentido de su vida era terminar como Sopa para el paladar de otros. También suena extraño que una de las materias que “cursó” la Falsa Tortuga fuera Feificar, es decir, hacer más fea una cosa, porque eso hablaría de que los personajes de este país se mueven por envidia a la belleza del otro o por odio a la propia, o ambas a la vez.

4. Trato violento de los personajes entre sí.

Cuando Alicia llega a la casa de la Liebre de Marzo, ella estaba tomando el té con el Sombrerero y utilizaban a un Lirón como almohada, apoyando sus codos en él y hablando por encima de su cabeza; el Lirón estaba dormido.
También, cuando la ven llegar a Alicia, le dicen que no hay lugar para que ella se siente junto con ellos a la mesa, cuando en realidad la mesa era muy grande y los tres antes mencionados estaban sentados en una esquina.
Del mismo modo, la Liebre de Marzo es irónica cuando Alicia se sienta en la punta de la mesa, porque le invita a tomar vino, pero éste no estaba dentro de lo que se podía tomar. Lo hizo para mostrarle que ella no estaba invitada al té. Se llega al punto de que el Sombrerero la insulte por no aceptar las razones ilógicas del cuento del Lirón y hasta termina por ser grosero con ella, mandándole callar.
Incluso, la Liebre de Marzo y el Sombrerero, cuando Alicia partió de la casa del primero por sentirse ofendida por su trato, quisieron meter al Lirón en la tetera, sólo para divertirse. En el sufrimiento del otro encuentran su divertimento. Pero la crueldad se puede mantener con quien es igual o menos poderoso que uno, no con quien puede poner en peligro la propia vida: así, el Sombrerero se comporta de forma cobarde frente a la Reina –cuando tiene que comparecer como testigo- y no se muestra ante ella con la soberbia con que se había presentado ante Alicia.
De hecho, como ya dije, todos los animales tratan a Alicia con desprecio y falta de hospitalidad. El Loro quiere imponersele en las discusiones por ser mayor que ella.También la Duquesa y la Oruga la tratan con desprecio, por desconocer que en el País de las maravillas todo es posible. A la lista se agrega la Falsa Tortuga, que insulta a Alicia por no entender el cuento que relata su vida y que está llena de absurdos. El Grifo la trata con desprecio –hasta llegó a insultarla- y le mandó callar cuando ella empezaba a discutir con la Falsa Tortuga.
Igualmente, el Ratón –el mismo que Alicia se encontró al principio de su travesía- empiezó a contar una historia en la que se encuentraba involucrado él y un perro llamado Furia, que quiere hacerle un juicio, con las siguientes características:
a) Quiere celebrar un juicio, porque no tiene nada que hacer, es decir, por simple divertimento, que es un modo perverso del ejercicio del poder.
b) El juez y el fiscal va a ser representado por el perro, llamado Furia, es decir, será el acusador y también el que decida sobre la inocencia o culpabilidad del Ratón. Pero no se puede ser imparcial si se ejerce a la vez la función de juez y parte involucrada, por lo que el Ratón ya está condenado.
c) De hecho, el perro se propone revisar toda la causa y condenarlo a muerte, con lo cual la condena ya está establecida de antemano.
d) La conclusión es que el perro se quiere comer al Ratón y por esto el Ratón se encuentra triste.
En el campo de croquet, todos jugaban al mismo tiempo, peleándose por los erizos –que hacían las veces de pelota- sin esperar el turno de cada uno y discutiendo arduamente, hasta que la Reina montó en cólera y puso orden mandando a decapitar a algunos.
Asimismo, la Duquesa le dice a Alicia que ella tiene tanto derecho a pensar como los cerdos a volar...[8] En un país violento, el derecho se impone por la fuerza, como es el caso de la Reina y de sus servidores.
5. El gobierno de la reina y el de sus servidores.
Según las palabras del Conejo Blanco al principio de la obra, a la Duquesa no le gusta que la hagan esperar. También por un error, la Reina quería hacer decapitar a la carta número siete, porque le llevó bulbos de Tulipán en vez de cebollas. A esto se agrega que la Reina quiso decapitar a las cartas dos, cinco y siete por haber plantado un rosal de color blanco en lugar de uno rojo. Pero no logra su cometido y los soldados que debían cumplir la tarea le mintieron a la Reina para que ellos no corrieran la misma suerte.
Entre otras razones, también la Reina quiso hacer ejecutar a la Duquesa por haber recibido de ella una bofetada, porque la Duquesa había llegado tarde y, probablemente, la Reina la insultó. También, en otro momento, la Duquesa fue amenazada de muerte por la Reina para que la dejara a ella en compañía de Alicia.
Por faltarle el respeto al responderle que no era asunto suyo saber quiénes eran las cartas cinco, siete y dos, la Reina le quiso cortar la cabeza a Alicia.
Frente al caos en el que se encontraba el juego de croquet, la Reina quiso poner orden mandando a varios a que le cortaran la cabeza, mostrando una verdadera inestabilidad emocional y política, porque mantenía a todos en línea por medio de un gobierno de terror. A esto se agrega que quiso hacerle cortar la cabeza a tres jugadores por dejar pasar su turno en el juego de croquet. Si fracasaban en divertir a la Reina o si veía ella que alguno le hacía sombra en el juego, los mandaba a que le cortaran la cabeza: así terminó con todos los jugadores de croquet arrestados y condenados a muerte.
Asimismo, la cocinera de la Duquesa provocó mucho humo en la cocina y ella estaba acompañada por la misma Duquesa, que estaba sentada con un niño en brazos; también la cocinera le agregó mucha pimienta a la sopa que estaba preparando, sin preocuparse de la salud y el gusto de las personas que la fueran a tomar. Pero, por si fuera poco, esparció la pimienta por todos lados, haciendo estornudar a la Duquesa, al niño y a la misma Alicia. A esto se agrega todas las cosas que le arrojó la cocinera a la Duquesa y al niño una vez que terminó de preparar la sopa, acciones que no afectaron en nada el carácter de la Duquesa, a pesar de ser golpeada por algunas de las cosas que la cocinera le tiró.
De igual forma, la Duquesa trató con rudeza al niño y le cantó una canción en la que describía con pasión el maltrato al que tenía que ser sometido el niño para tenerlo callado y sometido, al tiempo que lo sacudía con violencia, en vez de acunarlo con cariño. Se defendía la Duquesa de los ataques que le dirigía Alicia, afirmando que cada uno debería ocuparse de lo suyo, es decir, dejar que el otro se comporte salvajemente, como ella mostraba. Hasta llegó a afirmar la misma Duquesa que quería que le cortaran la cabeza a Alicia para que dejara de molestarla con sus críticas. Y, finalmente, le tira al chico que tiene en sus brazos a Alicia para prepararse para ir a jugar al croquet con la Reina, que la había invitado: las relaciones sociales eran más importantes que la familia, según la concepción de la Duquesa.
La Duquesa, por otra parte, propone el individualismo –en sentido de egoísmo- como forma de vida, reflejado esto en lo que ella misma dice: “<>”[9]. Dicho de otro modo, propone que cada uno que se ocupe de lo suyo y así todo andará mejor. También esto se ve reafirmado por otra moraleja que sostuvo a continuación y que dice así: “<>”[10].

6. Los sentimientos de Alicia en el país de las maravillas.

Ante el fracaso de sus intentos por alcanzar la llavecita de la puerta pequeña que se encontraba en la mesa y que ella misma había dejado antes de tomar la poción que la hizo pequeña, se largó a llorar, pero al mismo tiempo, se reprendió por tomar esa actitud cobarde frente a la realidad, teniendo algo así como una doble personalidad frente a la situación y siendo muy severa consigo misma.
Con el cambio constante de tamaño, Alicia se siente confundida en su identidad personal y se pregunta si sigue siendo la misma. También duda en afirmar si es una niña u otra cosa cuando se transforma en serpiente por comer pedacitos de un hongo, por recomendación de una Oruga.
También consideró absurdo el premio que recibió de manos de Dodo por la Carrera de Comité, porque el dedal –en que consistía el premio- era suyo. Ella llora cuando todos los animales la dejan sola por no entenderla o sentir horror por lo que cuenta de Dinah y sus hábitos alimenticios.
Asimismo, se siente fastidiada con las respuestas del Lacayo Sapo, cuando ella le preguntaba cómo entrar a la casa de la Duquesa, porque no le decía nada que pudiera serle de utilidad y sus razonamientos carecían de lógica; además, parecía que su mente se encontraba en otro lado, al punto que ella sentía que se estaba volviendo loca. Termina por enojarse con él y lo insulta, llamándolo idiota.
De la misma forma, Alicia se siente indignada con el trato que le dirige la Liebre de Marzo y el Sombrerero en el té que se celebró en casa del primero. Hasta se llega a enojar cuando el Sombrerero le hace comentarios sobre su pelo, diciéndole que necesitaba cortárselo.
[1] CARROLL, Lewis; Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas, Longseller, trad. por Eduardo Stilman, Buenos Aires, 2003, c. IX, p. 103.
[2] Ibid.
[3] Ibid., c. II, p. 28
[4] Ibid., c. V, p. 58.
[5] Ibid., pp. 58-59.
[6] Ibid., p. 59.
[7] Ibid.
[8] Cf., Ibid., c. IX, p. 104.
[9] Ibid., c. IX, p. 102.
[10] Ibid., p. 103.

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