domingo, 18 de abril de 2010

Análisis de Batman (1989)

1. Batman, ¿un héroe?[1]

Batman, representado por Michael Keaton, es un ciudadano corriente, llamado Bruce Wayne, que hace la vida común que cualquier hombre lleva adelante todos los días. Pero durante la noche –nunca durante el día- sale por las calles para atrapar a los delincuentes en ciudad gótica.
Su historia es conflictiva: sus padres fueron asesinados frente a él, desde entonces ha llevado un puñal clavado en su corazón y se desquita contra todo delincuente que se le presente enfrente, sin respetar ninguno de sus derechos, creyendo que puede hacer cualquier cosa, porque a los delincuentes no los detiene nadie. A él tampoco.
Combate él sólo contra el crimen y se excede en sus métodos: los delincuentes, a veces, no pasan de ser unos ladrones, pero sin embargo los mata con bombas, explota el lugar en el que se encuentran y deja su huella en cada hazaña que realiza. Tiene la seguridad de toda la ciudad cargada sobre sus espaldas. Combate la injusticia por medio de más injusticia, entonces cae en el vicio opuesto a la indignación, que es la malicia.
Tiene la herencia de las empresas del padre y una rica fortuna que le hace despreocuparse de su propio bienestar.
Es una persona desesperada que ve en su personalidad de Batman la única solución al problema de la delincuencia en su ciudad. Se cree el salvador de su ciudad, el redentor, el Cristo ciudadano.
Sólo su mayordomo, Alfred (Michael Gough), conoce esta doble vida que lleva adelante, nadie más.
Es muy desconfiado, salvo en su mayordomo, no confía en nadie más. Tiene cámaras de vigilancia en su propia casa y también acceso a la información de último momento. No quiere que le saquen fotos: se apropia el rollo de fotos de la periodista Vicky Vale (Kim Basinger).
No busca justicia, sino una venganza insaciable. Causa más daños él sólo que todos los delincuentes contra los que lucha. Pero en el fondo, no logra avanzar contra el crimen, sigue creciendo la delincuencia y, por lo tanto, el trabajo para Batman. También crecerá en él el pesimismo respecto al hombre y su desesperación por no encontrarle una solución a las injusticias del mundo.
Él quiere arrancar la violencia del mundo por medio de la violencia, si la injusticia es grande, su castigo es peor. No da la cara ni se hace responsable de sus acciones, al igual que los delincuentes que combate.
Se identifica con el murciélago, porque son grandes sobrevivientes, según dice él. Pero también hay que decir que la impunidad da sensación de poder. Es decir, él no es atrapado por las acciones que realiza. Su traje y todo su equipo son negro como la noche, para camuflarse mejor. El signo de murciélago lo describe perfectamente: obra en la oscuridad, durante la noche, nunca durante el día, para no ser visto. Pero se asegura que sus acciones le sean reconocidas. El símbolo del murciélago, al igual que el de todos los superhéroes, representa el poder que tiene y utiliza “para combatir la injusticia”. La figura de un murciélago es símbolo de clandestinidad y de anonimato, que se resumen en una sola palabra: “poder”.
Conoce muchas cosas: arte militar, artes marciales, ingeniería, química, finanzas, pilotear un avión, manejar computadoras de última tecnología.
Tiene los mejores radares en su laboratorio y en sus naves (auto y avión). Nada se les escapa en cuanto a delincuencia se trata. Es meticuloso, ambicioso y trabajador como él solo. Intenta ahogar sus problemas en el exceso de trabajo y en la perfección del mismo.
En cuanto a sus instrumentos de trabajo, he aquí una lista:
1. Un laboratorio con la última tecnología.
2. Un auto con una turbina de avión, que funciona a control remoto, equipado con torpedos, metralletas, escudo de protección, vidrios antibalas.
3. Un avión con forma de murciélago, pequeño, equipado con torpedos, metralletas, mira láser, radar militar, tijeras al frente de la nave.
4. Instrumentos varios: poleas, ganchos, gases de humo, boomerangs.
5. Traje negro, equipado con una coraza antibalas.
6. Instruido en las artes marciales y cuerpo fuertemente trabajado.
No se da cuenta que los problemas sociales se resuelven por medio de asociaciones, la primera de todas ellas es el Estado. Nunca logrará nada, gastará sus fuerzas y riqueza y no logrará más que agravar el problema social. La sociedad lo sufrirá mientras viva. De esto se deduce que su pasión por el poder que ostenta y el deseo de venganza que lo impulsan a combatir la injusticia le han cegado la mente: es impulsivo y no piensa correctamente, sólo utiliza su mente para derrotar al enemigo, por más pequeño que sea. Pero no se da cuenta que si los delincuentes no se convierten de su mala acción, al salir de la cárcel, volverán a delinquir y, probablemente, más gravemente que antes, porque estarán impulsados por un deseo de venganza, igual que el de Batman. Lo paradójico es que todos los males que él intenta combatir, los tiene él mismo.
La relación con las mujeres es promiscua: no trata a la periodista Vicky Vale como se debe, sino que es un instrumento de placer para aliviar la tensión de su trabajo. Porque no la respeta y no busca ordenar sus acciones según los fines del matrimonio, sino sacar provecho. Entiende el amor como la entrega mutua de placer entre varón y mujer, lo cual es erróneo y tiende a constituir una relación poco duradera. Por lo tanto, es intemperante, no modera sus apetitos como se debe a partir del fin de los mismos.
Toda su vida afectiva es conflictiva y dualista. Quien entra en su círculo íntimo debe aceptar su doble personalidad y ser un cómplice silencioso, de lo contrario, no puede formar parte del grupo. La dualidad es propia de la persona que no es sincera consigo misma ni con los otros, es decir, es una persona mentirosa. Está ella en primer lugar y los otros a su servicio. El mentiroso desprecia a los otros, porque no le dice la verdad, no es integro, no se muestra tal como es. No dice ni actúa acorde a la verdad, sino que debe engañar y mentir para ocultar su doble personalidad.
Todo dualismo tiende a unificarse en uno de los extremos y el otro queda como satélite o instrumento de la posición que tomó o desaparece totalmente. En el caso de Batman, su personalidad de ciudadano está al servicio de la figura de héroe que él mismo se creó.
Esta figura de Batman le permite a Bruce Wayne ocultar en el poder que representa todos sus miedos: es fuerte, supuestamente inteligente, rico, poderoso en la ciudad y, además, tiene una mujer que lo admira. Pero en su intimidad está lleno de problemas que niega y no cree necesitar ayuda, son los demás los que necesitan su ayuda. El necesita que los demás lo necesiten para sentirse importante, porque tiene la autoestima muy baja y una ira que no puede controlar y un pasado que no puede negar y que lo persigue a cada momento. No tiene buen humor, no adula a los demás, ni es amable con los otros cuando se viste de Batman.
Esta dualidad de personas lo consume lentamente, no le brinda más que sensaciones en un mar de muchos fracasos, porque acabado un delincuente, aparece otro, a veces, peor. Esta depresión en la que se encuentra, si no se cura, rayará en algún momento con la locura.
Esta dualidad de personalidades muestra que es a la vez cobarde y temerario: cobarde, porque no se atreve a presentarse tal como es; temerario, porque arriesga su vida y la de los otros, porque para él la vida no vale nada, ni la suya ni la de los otros.
Batman no tiene amigos, a lo sumo, tiene cómplices. Todo a su alrededor es utilidad y placer. No puede establecer una relación estable, porque él no es estable. Se enoja con facilidad y, seguramente, en lo oculto, se quiebra con facilidad. No tiene compromisos afectivos serios. No se ríe. Tiene una profunda tristeza en su corazón que se revela en sus obras. Se podría decir que es rústico, no tiene gracia lo que hace.
No siente pena por el dolor y el miedo de sus víctimas, el dolor que lleva adentro le ha hecho impermeable al dolor ajeno, si hace lo que hace, es para sentirse importante, ser alguien. Es decir, es insensible. Tiene miedo de ser un Don Nadie. Esto tiene su razón de ser en el amor que todo hombre necesita para crecer como persona. Busca quien le ame por sus acciones de héroe, pero, probablemente, ocultaría su pasado tortuoso.
Esto se evidencia en lo siguiente: cada vez que se cumple el aniversario del asesinato de la muerte de sus padres, se dirige a la calle donde fueron asesinados y deja dos flores en la acera, como si se tratara de una tumba.
No trabaja con la policía, sino al margen de ella, es un automarginado. Nadie lo juzga ni lo persigue. Él hace lo que quiere y nadie le dice nada. No trabaja con otros, todo lo hace solo. Carga sobre sus espaldas más peso del que puede soportar. Se parece a la figura mítica de Atlante, que carga el mundo sobre sus espaldas. Todos sus esfuerzos son vanos, no tienen sentido, porque siempre piensa desde él sólo, no se deja ayudar por nadie, salvo su mayordomo, Alfred. No tiende a obras grandes, por eso es pusilánime, pero además no puede hacerlo, porque trabaja solo, no en asociación con otros.
Es un mito, una leyenda: todos conocen lo que hace, pero nadie conoce quién es ese que lo hace: no conocen quién está detrás de la máscara de Batman. Quiere que lo conozcan sus obras de Batman, pero no que lo conozcan tal cual es, es decir, niega sus miserias y sus límites, como si no existieran. Se cree un dios.
Tiene buena memoria y recuerda el episodio de sus padres como si fuera ayer: reconoce al Guasón como el autor material del asesinato de sus padres por una frase que dice en el departamento de su novia: el Guasón le pregunta si alguna vez ha bailado con el diablo durante la noche. No necesita más evidencia. El Guasón está condenado a morir, según Batman, lo cual es lo que sucede al final de la película.
No le importa cuanta gente pueda morir para matar al Guasón, su misión se debe cumplir. Esto lo vemos en el ataque al villano desde su avioneta en el festejo por los doscientos años de la fundación de la ciudad.
Es un hombre pródigo, es decir, le gusta gastar mucho: tiene equipamiento técnico y militar que debe haberle costado millones de dólares, dinero que se podría haber utilizado a ayudar a los más necesitados por medio de asociaciones caritativas y mejorar así la situación social de su ciudad. Pero no puede dar amor, porque él no lo tiene para consigo mismo. Pero a la vez es tacaño y mezquino, porque sólo gasta en sí mismo, no en los otros, como si él tuviera la solución a todo con su dinero. Como siempre quiere lo mejor, se expone a ser envidioso de los bienes ajenos.
Es un ciudadano con mentalidad militar, con intención de que toda la ciudad se adecue a sus esquemas. Si así no sucediera, sufrirían el castigo por la noche.
Batman es ateo por rechazar el mal moral, no tiene fe ni cree en Dios: lo demuestra con sus obras. Es pesimista y no cree en el hombre, sólo cree en sus poderes. Compite con Dios, porque se cree un dios.
2. El Guasón, la contracara de Batman.
Hablemos ahora un poco sobre su principal enemigo, el Guasón. Es un hombre transformado por una cirugía estética después de haber caído a una fuente de ácido. Su nombre como ciudadano era Jack Napier (Jack Nicholson). Era un empresario y trabajaba para la mafia. Después de su recuperación, vuelve a la oficina de su jefe, Alexander Knox (Robert Wuhl), para matarlo, por traicionarlo en la misión que le encomendó. Le gustaba jugar con las cartas, porque siempre tenía suerte con ellas.
Ahora, como Guasón, se dedica a matar gente, eso le causa gracia. Tiene una risa maléfica, se ríe del mal ajeno y es profundamente envidioso de los “juguetes” de Bartman, como él los llama. Se hace pasar por bufón para divertir a la gente con cualquier cosa, pero especialmente si puede dañar a los demás, le causa más gracia. Su risa proviene de la maldad que causa, es una risa diabólica que se interrumpe sólo cuando no puede lograr sus injusticias. Es astuto en el modo de matar y siempre busca modos distintos de asesinar, que él llama arte y lo hace sólo por diversión.
Batman se convierte en su principal competidor y opositor. Además, fue Batman quien le causó la caída al pozo de ácido. Por eso, quiere vengarse. Tiene un corazón pervertido por la maldad. No le gusta que a otros le vaya bien. Todo lo quiere poseer, todo lo quiere dominar.
No le gusta que le arruinan su asesinato en masa en el aniversario por los 200 años de ciudad Gótica y mata a su mejor cómplice. No se duele por el mal, sino que intenta provocarlo: es malo por opción propia. No tiene miedo de matar, porque parece como si él ya estuviera muerto. Por eso es que él tampoco teme a la muerte. Esto se evidencia en su famosa pregunta: ¿has bailado con el diablo durante la noche? Es decir, no le teme ni siquiera al diablo, menos a la muerte, con la que juega constantemente. Es temerario. Pero a la vez es cobarde, porque no dice quién es realmente: no tiene domicilio, ni familiares, ni amigos ni nada que lo pueda delatar. Hace las obras injustas, pero esconde la mano detrás del personaje del Guasón. Por todo esto es profundamente insensible.
Es pródigo con el dinero que gasta, pero no lo utiliza para el bien de las personas, sino que lo tira al aire y atrae a la gente para después matarla en público. Le encanta hacerse ver y cometer sus injusticias en público, a diferencia de Batman, porque representa poder, ya que no lo arrestarán, ya que nadie lo conoce ni puede conocerlo, por todo lo ya dicho. Sufre de un vicio conocido como fanfarronería, es decir presume de su poder y astucia.
Es intemperante, tiene una relación con las mujeres que pasa de ser insensible a intemperante, es decir, de no agradarle ninguna mujer a apasionarse por Vicky Vale. Como Alicia tiene la cara deformada por los productos que Guasón vende, la tiró por un balcón.
3. Comparación y conclusiones finales.
Guasón ha perdido la razón, no razona cuerdamente y nada tiene valor para él. Todo puede ser utilizado y descartado.
Por otro lado, tiene mucho dinero y le gusta llamar la atención. Ser el centro de la escena es su cometido en cada acción. Tiene toda una asociación delictiva detrás, porque sabe que no puede hacer todo el mal que quiere si trabaja él solo.
Todo lo que hace el Guasón es público, al contrario de Batman, porque eso le da impunidad y poder. Pero el lugar en el que vive, nadie lo conoce, ni su identidad, ni su asociación delictiva, de él no se conoce nada a nivel personal.
Ambos tienden a la locura, pero, ciertamente, Guasón llega antes a ese estado, porque no teme cometer injusticias. Es ateo por opción propia. Sus injusticias son sacrificios a su imperio del terror.
Es extravagante en su ropa, autos, departamentos, helicóptero, armas, gases, injusticias. Quiere que todo tienda a la ruina. Es la cara opuesta de Batman, pero ambos llevan a la ciudad al caos. Nadie los detiene, pero mantienen entre ellos una guerra privada, en cuyo medio está la ciudad, que los sufre.
El Guasón corrompe a los policías y mata a quien se le opone. Ambos son personajes ficticios, pero pueden representar a personas reales, gobernantes, terroristas o estados enfrentados también.
Ninguno de los dos mejoran a la ciudad, sino que, con sus acciones, la empeoran. No se necesitan héroes o villanos sino santos, es decir, personas preocupadas por el bien de la ciudad y de las personas, que crean en Dios y que trabajen en sociedad, junto a los otros, no a pesar de ellos. Es importante resaltar sus vidas, que son ejemplo de virtud y signos palpables de esperanza, porque ellos nos muestran que es posible obrar de otra manera, es decir, ser virtuoso por amor a Dios.
Además es necesario resolver los problemas sociales según su naturaleza: el problema social es siempre un efecto de la falta de educación, de trabajo, de políticas penitenciarias y sociales serias, del alimento diario, de justicia independiente y de luchas políticas, tanto nacionales como internacionales. Por lo tanto, el problema de la seguridad se combate atendiendo primero a todas estas necesidades y situaciones sociales, pero siempre por medio de asociaciones –la primera es el Estado- nunca solos, porque el problema es social, no privado. Hacer de los problemas sociales un asunto privado es violentar la realidad y no se termina más que agravando la situación inicial en una peor.
Pero, por encima de todas las cosas, el gobernante y los poderosos, que tiene la capacidad para cambiar la situación social, deberían ser ejemplos de virtud, para que otros los imiten en sus buenas acciones y así encaminar la sociedad hacia una convivencia más humana y más justa.
[1] Dirigida por Tim Burton en 1989.

1 comentario:

  1. La película de superhéroes que más me gusta es la creada por Tim Burton en 1989 Batman ya que es una estupenda película llena de acción y de emociones, me parece que es la mejor película de este famoso personaje no solo porque es una excelente adaptación, si no que tiene actores muy bueno y recrea la Ciudad Gótica de excelente manera.

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